Katajanokka Helsinki desde el mar noria El viajero global

Helsinki, rompiendo el hielo (I)

Terminada la hibernación, el pistoletazo de salida para que irrumpa la vida a borbotones y los jardines cambien la nieve por cestas de picnic, es el mejor momento para adentrarte en el universo suomi (no finlandés: el término Finlandia proviene del inglés y no es el que usan ellos para referirse a sí mismos). Estamos en Helsinki, la capital de un país enamorado de la naturaleza, que tiene el 75% de su suelo cubierto de bosques y los baños del aeropuerto sonorizados con el canto de los pájaros.

Recorremos el centro histórico de Helsinki, una ciudad marcada por el diseño y obsesionada por la luz, amante de la buena mesa y los pequeños momentos, en la que todo parece disfrutarse el doble.

1. Esplanadi, la vibrante avenida donde todo bulle

Esplanadi Cafe | EVG

Un punto de referencia clave para tomar el pulso a la ciudad es el Esplanadparken, el gran bulevar de aire parisino diseñado por Carl Ludwig Engel. El espacio es único, cosmopolita y festivo. Aquí encontrarás grupos de estudiantes sentados sobre el césped, familias con niños (muchos más que en otros países europeos) y músicos callejeros, eso sí: con bullicio controlado unos, y placas solares para el amplificador, los otros. Y todo, según reza el cartel, en zona libre de drones.

Músicos callejeros con pantalla solar | EVG

Esplanadi es también el escenario ideal para ver y ser visto. Este es uno de los objetivos perseguidos en cualquier cafetería de Helsinki. El otro, saborear una de estas grandes tazas humeantes. Porque, aunque quizá ni lo imagines, los finlandeses son los mayores consumidores de café del mundo y los segundos en comer helados, solo por detrás de los norteamericanos. Entre la extraordinaria oferta de cafeterías –la mayoría con vajilla de Arabia o Iittala– destacan Esplanad, Strindberg y Kappeli, tan frecuentada por Sibelius que hasta tiene un plato con el nombre del músico.

2. Kluuvi, el centro histórico

Art Museum Ateneum | EVG

Seguimos en Kluuvi, el céntrico barrio comercial con joyas como Art Museum Ateneum. En un país que mima su sistema educativo y en el que las bibliotecas son es un activo fundamental (hay una media de 18 por cada 100.000 habitantes, frente a las 14 de España), destaca la Biblioteca Universitaria, diseñada por el equipo de Anttinen Oliva Architects. La fachada curva y las aberturas arqueadas dan movimiento a este espacio que, difumina la clásica división de pisos por medio de arcos superpuestos y aporta un activo escaso en la ciudad: luz de día.

Centro Biblioteca Universitaria | EVG

La funcionalidad era otro objetivo de esta propuesta, que combina espacios silenciosos con otros en los que los usuarios pueden dialogar. Junto a ellos, salas para personas alérgicas, con discapacidad auditiva… Amplio y luminoso, este edificio de líneas orgánicas se puso en marcha coincidiendo con la capitalidad cultural de Helsinki, en 2012. La conexión libros + arquitectura tiene otra apuesta: Oodi, la Biblioteca Central de Helsinki, proyectada por ALA Architects y con una interesante mezcla de talleres urbanos, digitales…

3. Havis Amanda y la Plaza del Mercado

Havis Amanda | EVG

Cerca de Esplanadi encontrarás también las grandes tiendas –Stockmann, Iittala…– y unas cuantas estatuas que te contarán la historia del país. Como la dedicada a Zacharias Topelius, un apasionado escritor, o la de Havis Amanda, la Hija del Báltico, todo un símbolo de la ciudad –es un punto de encuentro clásico para quedar– y el equivalente finlandés a La Sirenita de Copenhague.

Plaza del Mercado | EVG

A su lado te espera Kauppatori, la Plaza del Mercado, con puestos blancos para la artesanía y naranjas para la comida, donde puedes comprar desde cuchillos con mango de pukko tallado (los padres se los regalan a sus hijos) y peluches de husky, hasta setas, bayas y todo tipo de pescado encurtido. Te llamará la atención su curiosa forma de pesar por litros, en jarritos metálicos que antaño evitaban usar la balanza en invierno y los problemas de congelación en los dedos, una buena medida en un país que puede alcanzar -30ºC. Y una última recomendación: no es habitual regatear.

4. Kruununhaka, el elegante barrio de la Catedral

Catedral de Helsinki | EVG

El eclecticismo está en el ADN de este jovencísimo país, que en 2017 cumplió su primer siglo de independencia. Helsinki fue creada por los suecos en el siglo XVI –los nombres de las calles aparecen en ambos idiomas– y, a principios del siglo XIX, pasó a manos del imperio ruso y el zar Alejandro
I, el Gran Duque de Finlandia. Para dar forma a todo esto se contrató a Carl Ludwig Engel, un arquitecto alemán que adoptó la onda neoclásica de Europa.

Plaza del Senado | EVG

Así, diseñó la Catedral luterana, el edificio de la Universidad y la Biblioteca Nacional y convirtió la plaza del Senado en un centro neurálgico que se mantiene en la actualidad y que concentra las construcciones más antiguas de la ciudad alrededor de una estética que recuerda la de una plaza típica de San Petersburgo. Si quieres indagar más sobre la historia de Helsinki visita el Museo Municipal y, si prefieres fundirte con la población, el truco es saborear un helado sentado en sus escalinatas.

5. El mercado más antiguo del país

Old Market Hall | EVG

El madrileño Mercado de San Miguel sirvió de inspiración a la hora de renovar el Vanha Kauppahalli (Mercado Viejo), construido en 1889. Considerado el primer mercado de Helsinki y Finlandia, el espacio mantiene sus puestos de madera y su tradicional oferta –carne de reno, paté de oso…–, a la que se añaden espacios más vanguardistas, como el restaurante Story.

Restaurante Story en Old Market Hall | EVG

El espacio es perfecto para comprar delicatessen finlandesas –hay un excelente surtido de quesos, mariscos y trufas– y también para saborear in situ alguno de sus platos fetiche, como la sopa de salmón o los sándwiches de pescado, el bocado perfecto para hacer un alto en tu paseo por la ciudad o para llevarte un tentempié antes de coger el ferry a Suomenlinna, que zarpa de justo al lado.

6. Kaartinkaupunki y el ambiente portuario

Kasarmitori | EVG

Al sur de Esplanadi, Kaartinkaupunki es un barrio abierto al mar que concentra algunos de los hoteles más exclusivos de la ciudad, incluidos dos 5*, como el Haven Hotel y Hotel Lilla Roberts. En este último, te gustará su talante provocador –obligatorio un selfie con el caballo a tamaño natural del hall– y su espíritu art déco, con una de las fachadas más impactantes de la ciudad. Aquí también encontrarás las prestigiosas boutiques de Korkeavuorenkatu, pero lo que más llamará tu atención es el Memorial Nacional de la Guerra de Invierno, en Kasarmitori, con una escultura de Kauhanen y una bola en el pedestal que incluye 105 fotografías reales de esta guerra.

Zona de salida de los ferrys | EVG

A la hora de recorrer la ciudad, se impone cambiar el chip. Además de los paseos a pie –Helsinki puede recorrerse de punta a punta en unas 4 horas–, la bici es el medio de transporte por excelencia. Casi todos los hoteles la ofrecen de forma gratuita y las aceras dividen su espacio entre peatones y ciclistas. A esto se suma la oferta de ferries, con rutas incluidas en la Helsinki Card. Obviamente, el uso del coche, en un país que presume de tener el aire más limpio del mundo, no está recomendado.

7. La Estación Central, un recibimiento por todo lo alto

Teatro Nacional | EVG

Rautatientori, (la Plaza de la Estación) es otro de los muchos centros con que cuenta la ciudad. En este, además de recorrer su gigantesca cuadrícula, te toparás con el antiguo Casino y el Teatro Nacional de Finlandia, una bella construcción modernista firmada por Tarjanne e inspirada en el Nacionalismo Romántico y el lugar más antiguo en que se han representado obras en finés. Y, desde luego, con la Scandic Grand Central Helsinki, la Estación Central de Tren, ahora, también hotel.

Estación Central | EVG

Eliel Saarinen proyectó, en 1919, esta impresionante construcción modernista. Flanqueada por dos gigantescas estatuas a cada lado –portan sendas lámparas para alumbrar a los viajeros–, la entrada acoge cada día a miles de pasajeros, turistas y amantes de la arquitectura. Acostumbrada a ocupar los primeros puestos en el ranking de estaciones bonitas –la BBC la eligió como una de las más bellas del mundo–, su Torre del Reloj y su fachada, en granito rosa, son un símbolo de la ciudad.

8. Kluuvi, el cuartel general de los museos

Musiikkitalo | EVG

Con un idioma tan complicado como el suomi (del que, al igual que con el euskera, no se sabe su procedencia ), parece casi obligado buscar formas alternativas de comunicarse. Y aquí el arte es una de las más básicas y placenteras, con una hilera de museos que separan Kluuvi del barrio de diseño. Es el caso del Museo Nacional, un edificio que, además de cautivarte con su arquitectura, es capaz de contarte mucho sobre las pasiones de la ciudad. Lo verás en sus osos de piedra y, una vez dentro, en los frescos del vestíbulo con escenas del Kalevala, el gran poema épico nacional.

Amos Rex | Amos Rex cortesía

Estás en Mannerheimintie, una avenida especializada en todas las artes que, una vez pasada la escultura Kolmensepänaukio (Tres Herreros) y la oficina central de Correos, cuenta con edificios tan espectaculares como Musiikkitalo –la Casa de la Música, inaugurada en 2011, con excelente acústica y una impactante fachada acristalada– y Kiasma, el Museo de Arte Contemporáneo diseñado por el estadounidense Steven Holl en 1998. Entre los jardines, skaters y bailarines callejeros, Amos Rex es el gran acontecimiento onírico y cultural que, cada verano, seduce a la capital finlandesa.

9. Modernismo con sello propio

Edificio Katajaniemi | EVG

La revolución estética que inundó Europa a finales del siglo XIX tuvo aquí connotaciones particulares. Fiel a su espíritu dual y ecléctico, Finlandia abrazó el art nouveau para sentirse europea, pero lo transformó en estilo Nacional Romántico para cultivar una identidad propia. Estéticamente, Finlandia –es un país nórdico pero no escandinavo– se diferencia de sus hermanas del norte en el toque eslavo. Fue Rusia y el zar Alejandro I quien se apuntó a la corriente neoclásica europea, pero el art nouveau no venía impuesto por la corte, sino a través de la burguesía y eso hizo que calara rápidamente.

Fachada en Kruunuvuorenkatu | EVG

En la actualidad hay más de 600 edificios con este estilo, lo que convierte a Helsinki en una capital art nouveau mundial. El edificio de la Bolsa, el Teatro Nacional de Finlandia y barrios enteros como Katajanokka, Kruununhaka o Ullanlinna están plagados de estos personalísimos diseños que cambian la decoración con flores por otra mucho más local, en la que abundan los osos y las focas.

10. Katajanokka y las historias rusas de la ‘catedral roja’

Catedral ortodoxa Uspenski | EVG

El arquitecto ruso Alexey Gornostaev firmó el diseño de la Catedral de Uspenski, la mayor iglesia ortodoxa del país y de toda Europa occidental. El zar Alejandro I la mandó construir –pero la consagraría años más tarde su sucesor, Alejandro II– bajo el dominio ruso para hacer frente al aumento de los feligreses de esta confesión aunque, en la actualidad, el 70% de la población profesa la religión luterano protestante y no la ortodoxa.

Catedral ortodoxa Uspenski | EVG

Con fachada de estética eslava –ladrillo rojo, cúpulas verdes y remates dorados–, la construcción tiene una única nave de estilo bizantino. Dentro, destacan sus muros ornamentados, la colección de iconos y las impresionantes lámparas. La puesta de sol, cuando sus muros parecen incendiarse, es el momento mágico para convertir sus 13 cúpulas –la de Jesús más los 12 apóstoles– en un fondo de escritorio en plena península de Katajanokka, con unas espectaculares vistas sobre la ciudad.

La imagen que abre el texto es Helsinki desde el mar | EVG

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